Museos y Diálogo

A medida que la explosión de los medios sociales avanza, las conversaciones se centran cada vez más –y la realidad- en la interacción, la colaboración y el diálogo. Ahora estamos todos tan fácilmente conectados que la conversación puede fluir en uno y otro sentido como nunca sucedió antes. Al menos, esta es la promesa.

Para los museos, esto supone un punto de vista muy atractivo: la oferta de canales preparados a través de los que hablar con el público, cercano y lejano, por un coste relativamente bajo. ¿Pero han logrado los medios sociales un diálogo auténtico y sin limitaciones entre las instituciones del legado cultural y la sociedad? ¿Y cuáles son las implicaciones de intentar promover tal comunicación bidireccional?

Muchos museos no son ajenos al diálogo y el debate con sus visitantes. Algunas de las más grandes instituciones ya han desarrollado espacios físicos para acoger y promover eventos de diálogo. El Nature Live Studio (Estudio en Vivo de la Naturaleza) del Natural History Museum (Museo de Historia Natural) y el Dana Centre (Centro Dana) del Science Museum (Museo de Ciencia) son dos grandes ejemplos de foros de diálogo y conversación sobre la ciencia. En realidad, el Dana Centre se estableció concretamente, hace ocho años, como una instalación para lograr la participación de los adultos en el diálogo científico, lejos del museo principal más asequible para los niños. El grupo de discusión había revelado que este tipo de debate bidireccional resultaría atractivo para los adultos y ayudaría a atraerlos al Science Museum.

Los medios sociales online parecerían ofrecer una ruta incluso más simple para animar a la conversación con cualquiera que esté interesado en el trabajo de un museo. En particular, los medios sociales permiten una conversación continua y sostenida, así como también eventos temáticos únicos. A pesar de esta promesa, las redes sociales como Facebook y Twitter se utilizan aún mayormente como canales para relaciones públicas y de marketing, ofreciendo ocasionalmente interacciones de pregunta-respuesta entre el público y el museo.

¿Pero supone necesariamente este tipo de intercambio de preguntas y respuestas una conversación y diálogo? “Para que la comunicación cuente como diálogo, se necesita sobre todo que se haga un tercer presupuesto para demostrar que ambas partes participan activamente”, dice Kevin Bacon, conservador de fotografías en el Royal Pavilion y Museos Brighton y Hove. “Es estupendo, por supuesto, que los medios sociales se estén usando para sesiones de preguntas y respuestas y marketing, pero estas cosas son actividades esencialmente tradicionales que usan los medios sociales para los mismo fines que antes. Pienso que necesitamos ver los medios sociales a un nivel mucho más elemental y considerar cómo puede cambiar esto la relación de los museos con la sociedad”

En su mejor momento, los museos son depósitos increíblemente ricos en conocimiento y lugares de investigación sobre el mundo y nuestras vidas encuadradas en el mismo. Ya que estos temas son tan amplios, podría decirse que los museos tienen más que recibir del público que lo que tienen para ofrecer. La interpretación es a menudo personal y puede resultar muy enriquecedor para los conservadores escuchar lo que sabe la gente y su experiencia sobre un objeto o colección. En una reciente feria de ciencias en el Museo Pitt Rivers de Oxford, por ejemplo, utilicé un tambor parlante de África Occidental para demostrar las propiedades del tono en el sonido, pero un visitante africano del evento sabía realmente mucho más sobre cómo se usaban los tambores por los indígenas que yo.

Cuando se trata de diálogo, los museos necesitan preguntar qué podrían querer de las conversaciones con el público y qué pueden ofrecen los medios sociales. “El mejor diálogo está dirigido a reconstruir los contextos originales de las colecciones, dando la posibilidad a la gente de dar nuevos significados y trabajos culturales y aplicando este conocimiento al futuro”, dice Bridget McKenzie, directora de Flow Associates. “Las metas últimas de los mejores tipos de práctica incluyen una transformación cultural o social más amplia, la creación de una sociedad que aprende, por ejemplo. Esto es mucho más importante que los fines corporativos, aunque los resultados fuesen un perfil mejorado así como una mayor participación y ayuda para la organización”.

Según McKenzie, las interacciones online varían ampliamente. Hay prueba “superficial y fragmentada” de los medios sociales, así como programas corporativos mucho mejor enfocados que hacen participar a la gente para vender entradas, aumentar los miembros y, generalmente, aumentar las cifras de visitas. A medida que nos movemos hacia el diálogo educacional, los intercambios pueden llegar a ser más ricos. Los métodos tradicionales “informativos” ofrecen información sobre colecciones, ideas e historias, pero al final de todo el espectro puede haber también un aprendizaje dialéctico transformativo, “donde la meta es solucionar problemas o crear un horizonte compartido de entendimiento mediante actividades que van desde la conversación hasta la investigación colaborativa o el experimento creativo”, dice McKenzie.

La profundidad de este tipo de objetivos no tiene nada que ver con unas pocas preguntas y respuestas en forma de post en una página de Facebook. Está ligado a la definición del papel, el propósito e incluso a la estructura operativa de un museo. Los mensajes PR y corporativos no descansan en el diálogo; el aprendizaje transformativo efectivo sí lo hace con toda seguridad. Alimentar este nivel de comunicación requiere un esfuerzo conjunto para promover una cultura de la conversación entre todos los profesionales de los museos, no sólo aquellos que llevan la cuenta del Twitter. Pero según Nina Simón, una consultora líder de EEUU sobre museos y web 2.0, la mayoría de los museos “no cuentan con los recursos o políticas necesarios para mantener un diálogo real con el público, incluso estando presentes en el mundo de los medios sociales.”

Pero los números están ahí: Los “Me Gusta” de las páginas de Facebook para algunos de los más grandes Museos están bien dentro del rango de las decenas o incluso centenas de miles. La verdadera pregunta es qué hacer con estos. Para Bacon, utilizar los medios sociales para el diálogo y la conversación podría ser un paso para implementar los museos de una forma más directa en la vida diaria.

“Los museos han cambiado sustancialmente en los últimos diez años o así, pero sospecho que la mayoría de la gente todavía los percibe como poco más que un sitio donde hay cosas para ver”, dice. “Los medios sociales son medios muy buenos para transmitir qué hacen realmente los museos y al mostrar qué sucede “entre bambalinas” hay una mayor probabilidad de enlazar los museos con la imaginación popular. Esto puede entonces ofrecer una plataforma para desarrollar nuevas audiencias, filantropía y, quizás más importante en el presente, apoyo político. Nada de esto requiere necesariamente el diálogo, pero cualquier conversación que podamos mantener aumentará y reforzará estas nuevas relaciones enormemente”.

No es necesario decir que cultivar cualquier tipo de diálogo permanente requiere dedicación y una inversión de tiempo, recursos y energía. Si los museos realmente quieren prepararse a sí mismos para conversaciones más profundas – algo más allá de la lista de eventos, actualizaciones de estado y preguntas y respuestas de 140 caracteres – hay sin duda mucho trabajo por delante.

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