Crear un Plan Editorial en los Medios Sociales para un Museo


Actualizar la presencia en los Medios Sociales para tu museo puede resultar abrumador, con actualizaciones en Twitter y Facebook que por sí solas demanden quizás media hora de trabajo en su atareado día.

Una forma de afrontar esto es mediante un Plan Editorial en los Medios Sociales, que se utiliza para planificar su contenido para la semana o incluso para todo el mes.

Jesse Ringham, jefe de Digital Communications en el TATE me dijo: “Tenemos una reunión semanal que reúne a gente de nuestra prensa, marketing, experiencia del visitante y equipos digitales para tratar qué funcionó la semana anterior, lo que tenemos que colgar y lo que planeamos para la siguiente semana. Esto significa que sabes qué necesitas hacer cada día y te da más tiempo para responder a los tweets o publicaciones de Facebook procedentes del público”.

Un calendario editorial no sustituye al tweeting reaccionario o las publicaciones de Facebook, pero actúa como una espina dorsal para su actividad en los medios sociales, asegurando que su público reciba contenido fresco e interesante incluso cuando usted está ocupado.

Tal como describió Jesse en el caso del TATE, la forma ideal de crear este plan es mediante una rápida reunión semanal, que proporciona un foro para que la gente de su museo haga sugerencias. El contenido debería dirigirse por la meta general de su actividad en los medios sociales y por el público con el que cada red le conecta.

Además de reunir diferentes opiniones de toda la organización, una reunión editorial puede repartir el trabajo que necesita hacerse entre un grupo de personas.

Algunas actividades como bloguear tienen una especial demanda y es por ello esencial que la carga de crear contenido no esté sólo sobre una persona, no sólo por el tiempo que exige esto, sino también porque conseguirá mejor contenido si se incluye una variedad de voces y opiniones.

Señale el contenido que publicará día a día en las plataformas de los medios sociales en las que esté activo y trate y establezca características normales que le hagan la vida más sencilla. Es una gran idea duplicar algún contenido que publicó en Facebook en el Twitter y viceversa.

Algunos museos utilizan un software de calendario basado en la web, tal como Google Calendar, para compartir su calendario de los medios sociales con los colegas. Esto es especialmente útil cuando un grupo de personas está enviando el plan editorial en diferentes canales de medios sociales.

Una vez que se aceptó el plan, pueden programarse actualizaciones automáticas utilizando una web de terceros como Hootsuite. Esta web es especialmente útil para planificar actualizaciones el fin de semana.

Una reunión editorial para los medios sociales también puede ser un foro para la gestión interna, por ejemplo acordando una etiqueta Hashtag para una exposición o evento que se utilizará en todas las plataformas de los medios sociales.

¿Cómo planea su museo su actividad en los medios sociales? Por favor, no dude en compartir sus ideas en los comentarios de abaj.

Midiendo el Éxito en los Medios Sociales


Aunque resulta fácil dejarse llevar por el número de seguidores que atrae su museo en Twitter o Facebook, es importante ser objetivo sobre por qué está usted utilizando los medios sociales.

La participación es más una cuestión de calidad que de cantidad. Compartir regularmente entre un número de fans de Facebook es una muestra de mayor participación que un gran número de fans que sólo publican una vez en el muro y no vuelven nunca más. Starbucks y Coca Cola son los principales ejemplos de grupos de Facebook masivos pero con bajos niveles de participación.

Al inicio de cualquier proyecto en los medios sociales, debería pensar sobre sus metas, y estos objetivos antes que cuán popular parece ser su organización es lo que realmente importa cuando medimos nuestro éxito en la red.

Existes métricas más rigurosas y menos rigurosas para ver el éxito. Las métricas rigurosas incluyen las métricas estándar de la web tales como:

  • Visitas y Referencias
  • Volumen de Términos de Búsqueda
  • Análisis de estadísticas para desarrollar los procedimientos a otros más efectivos.
  • Número de seguidores, fans y amigos.

Estas métricas rigurosas hacen mucho más fácil la tarea de registrar el retorno de la inversión en los medios sociales que en los medios tradicionales. Por ejemplo, es virtualmente imposible medir con precisión cuántas personas actúan ante un anuncio en el periódico.

Saber la influencia que pueden tener los medios sociales en el público más adelante e intentar medir cuánta gente que interactúa con usted online visitará el museo finalmente es un poco más complicado, pero en ningún caso imposible.

En 2009 el TATE ofreció a los fans de su página de Facebook un cupón de descuento para una exposición de un artista británico, Chris Odofi. Este cupón se repartió entre unas 10.000 personas, mostrando un enlace entre los que interactúan con la galería en Facebook y los que pagan por asistir a la exposición.

Además de usar herramientas como cupones para medir la efectividad de los medios sociales, también debería incluir preguntas relevantes en las encuestas anuales de visitas, averiguando si su público está activo en páginas como Facebook y Twitter y preguntando si sabe que su museo está presente en ellas.

Mida también la calidad de sus interacciones, por ejemplo: si usted pregunta algo a la gente en Facebook, cuánta responde y qué escriben. Las Analíticas de Facebook le ofrecen las herramientas para medir el grado de participación que tiene lugar sobre su contenido en la red social.

También debería mirar más allá de lo que la gente le dice directamente, controlando cualquier mención de su museo en las plataformas de los medios sociales y registrando tanto las respuestas positivas como las negativas.

¿Por qué medir?

Aunque los medios sociales parecen un recurso de bajo coste, puede llevar mucho tiempo gestionar estas plataformas y usted puede tener que justificar sus actividades, sobre todo si tiene un equipo de administración escéptico sobre su utilidad.

Medir la respuesta a sus museos y a la actividad en los medios sociales también es importante para registrar el progreso, el éxito y aprender de ello. Nunca sabrá si lo que está haciendo tiene algún impacto si no lo registra.

Yo también siento que los museos pueden tener un éxito tremendo utilizando los medios sociales y esto debería ser registrado para justificar el tiempo que conlleva administrar estas webs.

¿Y usted cómo mide su éxito en los medios sociales?

Una carta abierta a los Directores de Museo que no socializan


 

“No estoy en Facebook y no creo que debiésemos perder tiempo y dinero en este tipo de cosas”. Este fue el mensaje de un director de museo al final de una presentación que yo había ofrecido sobre cómo su institución debería estar usando los medios sociales.

Había escuchado este tipo de cosa antes y a menudo me llegan emails de personas que trabajan en un museo con un director o gerente que tiene una opinión similar, alguien que no comprende el poder de los medios sociales.

Por eso, miren, todos aquellos que trabajan en museos y piensan que los medios sociales no son importantes en nuestro sector, por qué están equivocados.

1. Sólo porque no estés en Facebook no significa que no lo estén tus visitas. Por ejemplo, en una investigación de Reino Unido se demostró que el 79% de las personas está en las webs de los medios sociales de forma activa. La única manera de saber si Facebook, Twitter, YouTube o incluso tu propia página importa a tu público es preguntárselo.

2. Si le dedicas tiempo a mirar estas webs, probablemente te darás cuenta de que la gente está hablando de tu museo. Al ignorar estos espacios de los medios sociales, estás ignorando las opiniones de las audiencias locales, la posibilidad de reaccionar y mejorar en base a su respuesta.

3. Los Medios Sociales pueden ser una gran herramienta de marketing. Aunque TATE se anuncia de forma extensiva, Facebook es la segunda mayor fuente de tráfico a su sitio web. También es mucho más barato que una campaña de publicidad en el London Underground.

4. Los Medios Sociales no deberían verse como una herramienta de marketing. Estas webs y servicios tienen el potencial de ayudar a los museos de varias formas, incluyendo investigación, recaudación, co-creación del contenido y educación.

5. Webs de los Medios Sociales como Facebook y Twitter crean comunidades sobre marcas, intereses y lugares. Esto puede ser una plataforma poderosa para que un museo cree y participe con su propia comunidad.

6. Muchos profesionales de los museos utilizan Twitter y esta plataforma de medios sociales les ofrece la oportunidad de conectar con otros en el sector y averiguar más sobre lo que están haciendo otras instituciones.

7. Los medios sociales ofrecen incluso a la institución más pequeña la oportunidad de trabajar con otros en el sector para elevar el perfil de los museos y promocionar lo que ofrecemos. Busque CultureThemes para averiguar que está haciendo la comunidad del museo en los medios sociales este mes.

8. Los medios sociales le permiten llevar a sus audiencias tras el escenario, conectando a miembros del público con expertos apasionados que trabajan en su institución. En septiembre de 211 un evento llamado Ask a Curator (Pregunta a un Conservador) generó más de 10.000 mensajes en Twitter. La mayoría de aquellos que preguntaron algo dijeron que tenían la intención de visitar las instituciones que habían tenido tiempo de responder a sus preguntas.

9. Incontables museos y galerías están haciendo uso de estas webs con gran efecto, pregunte a sus compañeros cómo están cambiando los medios sociales la forma en que trabajan o mira la forma en que están usando Twitter, Facebook, Youtube y Flickr.

10. Simplemente pruebe los medios sociales, no lleva mucho probarlo y probablemente descubra que las vibrantes comunidades de nicho de estas webs son una inspiración.


Crear Directrices En Medios Sociales Para El Museo



En muchos museos usted se encontrará con miembros entusiastas del staff que entienden que los medios sociales pueden jugar un importante papel en un museo, pero que se dan cuenta de que es difícil convencer de esto al equipo o consejo de administración o al gobierno local, que gestionan el servicio para permitirles proceder.

Las Directrices En Medios Sociales son una forma de ayudar a aquellos con esta preocupación, mostrando que usted está gestionando cualquier riesgo asociado con los medios sociales y estableciendo límites claros sobre cómo el personal del museo participará en estos sitios web.

Otro hilo conductor para crear Directrices En Medios Sociales puede ser que un número creciente de personas de su organización quieren usar los medios sociales y como esta actividad está descentralizada, usted necesita proporcionar una guía a través de su museo.

Si usted está justo empezando a utilizar los medios sociales en favor de su museo y no está presionado por formalizar el trabajo que hace a partir de la administración, entonces probablemente no necesite directrices, pero como tiene que enfrentarse a las herramientas de los medios sociales, es importante que comparta lo que aprenda creando directrices para su organización.

Estas directrices estarán formadas normalmente por:

- Una visión general de lo que el museo está intentando conseguir con los medios sociales.

- Procedimientos de aprobación y contactos

- Uso personal del medio social

- Tono de voz cuando se hable en nombre del museo

- Cómo deberían atribuirse las imágenes y cuestiones de copyright.

- Cómo debería reproducirse la imagen del museo en las redes sociales

- Cómo gestionar las quejas

- Un directorio de todas las redes sociales en las que el museo esté activo

- Medición del éxito

Las directrices de su medio social deberían ser un documento vivo que cambie frecuentemente a medida que evoluciona la forma en que el museo utiliza los medios sociales.

Las Directrices en Medios Sociales de National Museums Scotland y esta lista de Directrices en Medios Sociales sin Ánimo de Lucro ofrecen una valiosa visión sobre cómo deberían ser estos documentos.

Entender Si Las Colecciones Son Irresistibles




¿Cuál de nuestras colecciones se presta más a ser compartida online?
¿Sobre cuál de nuestras colecciones está la gente más deseosa de hablar online?

Estas dos preguntas han articulado una serie de proyectos de prueba a pequeña escala en Tyne & Wear Archives & Museums (TWAM) durante los últimos 6 meses.

El ensayo sobre el que hablaré se centró en la fotografía histórica irresistible (colecciones fotográficas que no es igual que fotografías de objetos); un archivo de fotografías altamente visual e inmediatamente poderoso.

Utilizando nuestros criterios de abajo, las colecciones fotográficas fueron seleccionadas cuidadosamente y compartidas en Flickr, Facebook y Historypin. Sólo me referiré a nuestros hallazgos en los dos primeros sitios. Historypin merece realmente una investigación, pero no proporciona aún a los dueños de cada cuenta las herramientas de análisis necesarias.

Trate de Definir Irresistible

Queríamos compartir imágenes en Flickr que resonasen inmediatamente en nuestra audiencia a un nivel emocional y sin contexto.

“Resonancia emocional inmediata” es, por supuesto, algo completamente subjetivo. Pero la clave de esta prueba era compartir contenido visual que no requiriese una explicación del mismo para provocar una respuesta. Imágenes que tienen un significado histórico, pero que son sobre todo irresistibles. Inmediatamente inspiradoras de impresión. Extrañas al instante, bonitas o divertidas.

Las leyendas fueron incluidas para proporcionar un contexto y dar cierto sentido a la imagen, pero eran secundarias.

Los proyectos de museo basados en colecciones bien expresadas pueden quedar estancados en plataformas sociales como Facebook o Tumblr. ¿Por qué? A menudo porque no se presta la suficiente atención a lo que probablemente provocará una respuesta. El contenido no inspira la interacción que define a este tipo de plataformas.

Tome una imagen de una urna romana. Tiene un significado cultural. La historia que se esconde tras las cenizas dentro de la urna es fascinante y trágica. La complejidad de la artesanía en la muestra atrae a algunos. Pero para la mayoría de la gente en Tumblr o Facebook (especialmente aquellos que no están afiliados a su organización), ¿resuena o intriga inmediatamente esta imagen? ¿Inspira el nivel de respuesta que deseaba el museo?

Sin la inmediatez, se pierde la oportunidad de comunicarnos con nuestra audiencia en esto sitios, por muy rico que sea el contenido o por mucho que podamos demostrar que es importante para su vida.

Entonces, ¿qué imágenes de los museos resultarán seguramente irresistible en estos espacios online? La respuesta breve, según mi punto de vista, es cualquiera que compartiría Cómo Ser un Retronauta (How To Be A Retronaut).

Este sitio se define a sí mismo como una máquina del tiempo con “cápsulas” de colecciones de imágenes históricas subidas a diario. Las imágenes son cuidadas con esmero. Son concretas de una era, evento o momento: salas de cine de New York abandonadas. Fotos policiales de delincuentes indigentes de la época Victoriana. Egipto en color en 1920. Monumentos de la guerra de Yugoslavia. El último testigo vivo del asesinato de Abraham Lincoln.

Es un sitio popular con una media de 30.000 visitas diarias y cerca de 1 millón al mes. Cada cápsula se comparte generalmente mil veces por los espectadores. El alcance probable de cada cápsula es incalculable.

Estas son imágenes que tienen en abundancia los museos y archivos. Así, pasando ahora por alto la cuestión interminable del copyright, ¿por qué hay tantos museos que sólo llegan a una fracción de esta audiencia con nuestras colecciones online?

Chris Wild de How To Be a Retronaut sugiere lo siguiente: “(Museos y archivos) deberían olvidarse más de la historia y pensar en la imaginación. (Centrarse) en imágenes que rocen la magia y lo sublime. Las imágenes que quebrantan el modelo de tiempo que tiene la gente, lo rompen, lo dejan aparte. Al ver estas imágenes, los espectadores deberían encontrarse con la eternidad y con su propia mortalidad”.

Usted puede ver su presentación de Wild Child completa aquí (intente ignorar el sonido como de canicas. Se trata de sus anteojos rozando contra el micrófono).

El modelo de How to Be a Retronaut es poderoso porque las cápsulas se presentan de forma inmaculada. Sus imágenes están cuidadosamente escogidas, los temas son muy concretos y el tono cuidadísimo. En lugar de una mayor presentación de imágenes que refieran un tema más genérico, ha reconocido que la fuerza del contenido reside en su meticulosidad concentrada en un nicho como un láser. Un nicho que se diseña para despertar el interés humano. Para agitar su imaginación, no se requiere experiencia previa o interés.

Por ejemplo, ‘Abandoned Russian Gun Ship’ (Naves De Guerra Rusas Abandonadas) en lugar del “Naves de Guerra Rusas en la Segunda Guerra Mundial”. Un tema sería plenamente histórico, mientras que el otro anima a la exploración. “Naves de Guerra Rusas Abandonadas” evoca imágenes de las personas que trabajaron en ellas, envuelve las imágenes de misterio o tristeza, anima al espectador a hacer preguntas sobre su pasado.

¿Cómo pueden ser más creativos los museos, bibliotecas y archivos a la hora de preparar temas y presentar colecciones online?

Habilite el Impulso de Compartir

Los blogueros están deseando conseguir fotografías irresistibles. Y nosotros queremos que usen nuestras imágenes.

Las plataformas de microblogging como Tumblr se basan sólidamente en el impulso de compartir información y contenido que pueda extenderse por la comunidad. Este sitio lo hace lo más fácil posible para los usuarios, de modo que incluso pueden postear de nuevo las publicaciones de otros usuarios.

El impulso de compartir requiere un contenido de acceso muy fácil. Las imágenes que habíamos subido a Flickr eran descargables y libres para reutilizar como parte del Proyecto de Commons (no así con nuestras imágenes en Facebook. Estábamos menos interesados en ver cómo estas imágenes de Facebook animan a la reutilización a través de la web. Un ensayo futuro bien puede investigar los beneficios de hacer esto.)

Averiguamos que una vez que un bloguero puede coger una imagen de nuestro sitio de Flickr y ponerla en su blog (y casi siempre ofreciendo más crédito y un backlink a TWAM), esto alimentaba la actividad de compartir dentro de esa plataforma. Funcionó especialmente bien en Tumblr.

Verás que esta imagen tiene “930 notas”. Gran parte de estas notas son “Me Gusta” y comentarios de otros usuarios de Tumblr. Sin embargo, unas 300-400 notas son “reblogs” (nuevas publicaciones de esta imagen en blogs). Si realizamos la estimación conservadora de que cada usuario medio de Tumblr tiene 50 seguidores, podríamos hacer un cálculo aproximado para decir que esta imagen ha sido vista por lo menos 20.000 veces. ¡Y esto es sólo una imagen en una plataforma de blogging! El alcance global probable de las 300 imágenes que compartimos en Flickr es inestimable.

How To Be A Retronaut fue consciente de nuestras imágenes gratuitas en Flickr y ha publicado hasta ahora 3 cápsulas de nuestras colecciones. Las cápsulas han sido compartidas unas 2000 veces.

Un hallazgo clave de nuestra prueba con Flickr Commons fue que tanto darle a “compartir” las imágenes a menudo sólo fue posible cuando un usuario definió o redefinió el contexto de la fotografía. Un contexto que usted, de otro modo, nunca hubiera aplicado a una colección fotográfica. El mejor ejemplo y más divertido es el sitio de Tumblr My Daguerreotype Boyfriend Where early photography meets extreme hotness”. (“Donde la fotografía antigua se vuelve extremadamente apasionada”). Decenas de miles de usuarios visitan este sitio.

Dar la posibilidad de reutilizar no sólo es cuestión de aumentar el número de personas que ven nuestro contenido. También se trata de permitir que nuestra audiencia redefina el valor del contenido.

Explorar lo Inmediatamente Personal

Realmente queríamos probar el potencial de crowsourcing para historias de Facebook e información sobre nuestras colecciones fotográficas.

Aunque ambas son plataformas muy poderosas para compartir fotos, nos dimos cuenta de que la audiencia de Flickr y Facebook es muy diferente. Flickr es más serio en cuestión de fotografía. Facebook se centra más en la conexión de la fotografía con las relaciones e identidad de una persona.

Por eso, ajustando ligeramente nuestra máxima de la resonancia emocional inmediata, optamos por compartir imágenes del museo que fuesen inmediatamente personales para una audiencia definida.

De nuevo, esto es por supuesto completamente subjetivo. Todas las colecciones de los museos son personalmente relevantes para alguien. Nuestra elección por lo “inmediatamente personal” era cuestión de dirigirnos a audiencias fáciles y significativamente grandes que entenderían la relevancia de la imagen en función de su identidad en Facebook.

La nostalgia y una sensación de lugar es un poderoso punto focal para muchos usuarios de Facebook. Esto resultó obvio cuando descubrimos los grupos de Facebook de ‘Old Pictures of Newcastle East End’ (4.926 miembros) y ‘Old Pictures of Newcastle West End’ (5.204 miembros). Ambos grupos son dirigidos por usuarios entusiastas de Facebook y no están afiliados en forma alguna a una organización de herencia cultural. Unos pocos cientos de imágenes estaban en cada grupo junto a miles de conversaciones activas inspiradas por las fotografías (merece la pena decir también que ninguno de los dos sitios se actualiza ya regularmente).

Existe claramente un gran apetito en Facebook por la fotografía antigua que conecta fuertemente con el pasado de una persona.

Nosotros hicimos una réplica de estos sitios de fotos de Newcastle y creamos una página en Facebook ‘Old Photographs of Sunderland’. Imágenes de pueblos, edificios, calles, escuelas, centros de trabajo, iconos de la industria de Sunderland desde los últimos 150 años. Fotos que sabíamos que resonarían en una audiencia definida y potencialmente amplia (Sunderland fue declarada capital de Facebook de UK en 2010), y fotos que animarían a esta audiencia a compartir historias.

Para hacer un sitio democrático, se dio un nombre genérico a la página: “Fotos Antiguas de Sunderland” sin una referencia explícita a TWAM. Creamos una página dedicada en lugar de compartir el contenido como un álbum dentro de un perfil de Facebook de museo de Sunderland. Limitar el contenido a un perfil de Facebook lo hace más difícil de encontrar y sin “marca” propia, no entendible inmediatamente.

Se utilizó un anuncio de 300 libras en Facebook para promocionar el sitio entre cualquier persona que viviese en un radio de 16 kilómetros de Sunderland.

La respuesta fue positiva, con 450 personas que les gustaba la página en 6 meses. Más importante aún, cientos de conversaciones diferentes fueron iniciadas sobre las imágenes (no sólo tuvo lugar una única conversación en la pantalla de debate). Surgieron pequeñas comunidades, con un número clave de seguidores que asumieron el papel de administrador de información. TWAM raramente necesitó entrar a responder preguntas.

Muchos usuarios incluso hablaron de esto con sus amigos y familiar para que buscasen información local que luego postearían en el sitio. Otros seguidores sólo conocieron el sitio después de ser ubicados en fotos y notificados por sus contactos. Ellos llegaron a la página para etiquetarse a sí mismos en las fotografías y compartir información.

Las fotografías fueron todo un éxito a la hora de atraer una audiencia de Facebook porque eran inmediatas, personales y directamente orientadas a una gran comunidad definida de usuarios. Ellos podían entender por qué queríamos compartir el contenido con ellos. No fue necesaria la imaginación ni comprender nada por su parte.

¿Qué oportunidades hay ahí fuera para una participación fortuita con la colección de un museo en Facebook? O, si la relevancia personal explícita es una clave, ¿qué temas junto a la nostalgia y sensación de lugar resuenan en las audiencias de Facebook que aún no están siguiendo su museo?

¿Android o No Android?


¿Debería ser esta realmente la cuestión? Y sin embargo, ¡parece que sí!

Como usuario de Android siempre presente, me siento como un ciudadano del tercer mundo en el mercado de aplicaciones relacionadas con el museo; una sensación reforzada por el hecho de que existen casi 6 veces más aplicaciones para dispositivos iOS - iPhone e iPAD - que para los dispositivos Android.

Muchos han dicho que esto se debe a los profesionales del museo y su exposición a los dispositivos iOS, así como la facilidad y simplicidad en torno al desarrollo, despliegue y monetización de la Tienda de Aplicaciones de Apple en comparación con el mercado de Android; pero cuando las cifras se reúnen en favor de Android, en términos de cuota de mercado (un 50% a mediados de 2011), ¿no están los museos simplemente escupiendo contra su propia nariz?

Por supuesto que yo no debería pintar a todas las instituciones con el mismo pincel. Algunos han desarrollado para un mundo multi-plataforma como el Museo Británico y el Museo de Londres entre ellos. Mientras que otros como el IMA, Walker Arts y el Museo de Brooklyn, por citar sólo tres, han pasado por una ruta de oposición, pero posiblemente más sensible y desarrollaron con las tecnologías web existentes e infinitamente más accesibles y más baratas.

Así, no es como si las manos de los tomadores de decisiones estuviesen atadas. Además, el debate en torno a # mtogo aún continúa y se desarrolla dentro de la comunidad de museos. Sin embargo, en el aquí y el ahora, y como un espectador de terceros, aún parece que la elección efectiva se define simplemente por la disponibilidad y calidad de los recursos, por el coste que implican y en función del consejo futuro.

Aunque que el PC de sobremesa ha abierto nuevas oportunidades creativas en muchas industrias, dando poder a la gente, parece como si algunos sectores permaneciesen encorsetados. De hecho, en una época y día en que es posible incluso preparar y vender tus propias guías online, parece incongruente por parte de las instituciones que tengan una distribución tan sesgada de las aplicaciones para el público que está a la espera.

Tal vez debería perdonarse a las instituciones en base a que la gran cantidad de opciones disponibles hoy en día es tan abrumadora y por supuesto porque sólo pueden actuar según el mejor consejo disponible (y tal consejo podría quedarse corto), pero aún así, dado el mandato más amplio de las instituciones de ofrecer acceso completo a todos, esto parecería extraño. ¿Qué clase de mensaje transmite esta falta de acceso? Y a quien le importe de alguna forma, ¿basta una sola aplicación? Si todo el tráfico web a la página de un museo llega a través de iOS, ¿debería estar todavía en deuda con la cuota de mercado Android? Son todas las preguntas que giran alrededor de este tema.

No hay duda de que suena como si estuviese tirando mis dispositivos de mano fuera del cochecito como un niño malcriado, pero creo que el argumento sigue siendo válido: que las instituciones tienen que pensar no sólo en Android, sino en un más amplio acceso universal a toda la tecnología como un todo. De hecho, ¿cuándo fue la última vez que has buscado en la página web de un museo la palabra “Android” y te devolvió resultados?

Códigos QR


 

The Internet Of Things(El Internet de las Cosas) es una idea irresistible, con su promesa de un enlace perfecto entre los objetos del mundo físico y medios asociados en el mundo online. Las implicaciones podrían ser profundas: un objeto dejará de ser una entidad aislada y se convertirá en el punto focal de una web de información conectada. Toma por ejemplo tu mesa de comer. Si esta mesa llevase una pequeña etiqueta identificativa que estuviese enlazada con una base de datos central online “de cosas”, leer la etiqueta descubriría los contenidos de esta base de datos revelando, quizás, la historia de la mesa; las especificaciones del fabricante y los materiales utilizados para fabricarla; sus anteriores propietarios; el vídeo del gato doméstico robando comida de un plato dejado en la mesa; la memoria escrita de alguien que de niño se cayó contra una equina y se rompió un diente – y así muchos más datos.

Todo lo que se necesita para enlazar estos medios digitales – fotos, texto, vídeos o sonidos – con un objeto real es un identificador que pueda ser leído por un dispositivo conectado a internet. Un sistema así, desarrollado en Japón en el año 1994, es el código QR. Las siglas QR significan Quick Response (Respuesta Rápida) y en código en sí mismo es una matriz cuadrada de bloques blancos y negros, con cierto parecido a los códigos de barras tradicionales que tienen los paquetes de los productos. Pero a diferencia del código de barras tradicional, que enlaza a un producto con la base de datos del inventario de un vendedor, un código QR enlaza con una página web u otro contenido online. Estos códigos son leídos por el software de cámara y lector de QR en un teléfono móvil o dispositivo con conexión a internet similar, permitiendo al dispositivo abrir el enlace.

La atracción que sienten los museos por los códigos QR – y un “internet de cosas” – es inmediatamente obvio: los medios digitales pueden “adjuntarse” a objetos físicos por medio de la pequeña impresión de un código cuadrado. Aunque los códigos QR son esencialmente en sí mismo sólo enlaces de dirección web, cuando se conectan a una base de datos online de objetos, sus posibilidades se tornan muy poderosas. Un objeto del mundo real – una muestra de museo – puede estar permanentemente enlazado con un depósito de material online creciente y editable, accesible a los visitantes mediante sus Smartphones o dispositivos similares.

Una primera versión Beta de tal sistema ha sido desarrollada por el consorcio de investigación TOTem formado por la Brunel University, University College London, University of Dundee, University of Edinburgh y la University of Salford. Tales of Things (Las Historias de las Cosas) es un sistema gratuito basado en el código QR que enlaza a un objeto con sus historias – medios dejados por los usuarios que tienen algo que decir sobre el objeto en cuestión. Tales of Things está siendo usado en objetos en la galería Tales of a Changing Nation (Historias de una Nación En Cambio) en el Museo Nacional de Escocia, así como también en el proyecto cooperativo Qrator en el Grant Museum of Zoology de UCL y el Petrie Museum of Egiptology.

“Mientras que hay un montón de lectores de código QR por ahí y webs donde puedes generar los códigos para enlazarlos con otros sitios, con la aplicación Tales Of Things el elemento clave es la capacidad de añadir tu propia historia al código QR, de modo que no sólo estás leyendo información sino también contestando por escrito”, dice Jane MacDonald, administradora de TOTem.

En una época en que la creación conjunta y compartir – dos principios de cualquier museo con vistas de futuro – están de moda, este tipo de sistema debería ser un éxito seguro. Permite a la gente guardar sus reflexiones personales en los objetos del museo y “adjunta” estas reflexiones a los objetos para que otros las vean y respondan a su vez. Ciertamente, Alison Taubman, conservadora jefe de comunicaciones de los Museos Nacionales de Escocia, ve potencial en los códigos QR para dar paso a un nuevo tipo de diálogo con los visitantes de los museos, rompiendo con la “tradicional información unidireccional”. Pero ella también sabe que tal diálogo bidireccional ha sido hasta ahora escaso en el proyecto Tales of a Changing Nation.

Parece que a pesar del atractivo, los museos se están dando cuenta de que el despegue final de los códigos QR se ve impedido por unas cuantas restricciones tecnológicas en su implementación y, quizás algo más significativo, por una general falta de conciencia sobre ellos. “No estoy segura si hay gente suficiente que sepa lo que es un código QR o tenga su propio dispositivo (para leer uno) de modo que ofrezca un atractivo general para el público”, dice MacDonald. “Estamos esperando que esto tenga lugar, mientras estos códigos se hacen más habituales. Cuantas más atracciones de visitas y museos usen los códigos QR, más gente interactuará con ellos. Realmente los veo como una forma brillante para que los museos puedan crear una experiencia verdaderamente democrática e interactiva para las visitas”.

Kathleen Tinworth, directora de investigación de visitas y evaluación del programa en el Denver Museum of Nature & Science, presentó a un pequeño grupo de visitantes un código QR para averiguar cuanta gente podría identificarlo o explicar qué era. Apenas un tercio pudo hacerlo y ninguno de ellos había usado uno jamás.

“Entre aquellos que no reconocieron el código QR, obtuvimos respuestas que iban desde “diseño nativo americano” a “puzle”, dice Tinworth. “Entonces, ¿qué significa usar el QR u otro software de identificación en museos y centros de cultura? ¿Es algo vano? ¿Inútil? No. En modo alguno. Quizás necesitemos realizar cierto trabajo de campo con las visitas, pero el beneficio sería enorme. Con el tiempo, quizás, no sea necesario descargar una aplicación o usar cierto tipo de móvil, pero por ahora la curva de aprendizaje puede requerir centrarse en el diseño.”

El Powerhouse Museum de Sydney (Australia) ha experimentado también con códigos QR. Después de averiguar que muy poca gente tiene un lector instalado en sus móviles, el museo decidió crear un lector dentro de una aplicación móvil a medida que serviría como base de datos del objeto y lector de código QR en uno. Esta aplicación ahora sostiene la exposición Love Lace del museo permitiendo a las visitas acceder a la entrada del catálogo del objeto directamente escaneando el código QR en un visor físico.

Pero incluso este simple sistema oculta fallos tecnológicos. Si los cuadrados del código se imprimen muy pequeños, las cámaras de teléfono y el software lector tienen problemas al interpretarlos. Si hay sombras, reflejos o una iluminación pobre sobre los códigos, el problema se agrava, tal como descubrió el museo Powerhouse en experimentos con el QR anteriores. La provisión de Wifi gratis al público en el espacio del museo es otra dificultad potencial.

Por otro lado, a pesar de estos relativamente pequeños problemas técnicos, los códigos QR son sencillos de producir e igualmente fáciles de acceder suponiendo que el visitante tenga un lector de móvil instalado y exista una buena (mejor gratis) conexión de internet disponible en el espacio de la exposición.

Pero con la introducción de cualquier tecnología en un museo o galería, hay que tener claros beneficios en usar códigos QR tanto para los visitantes como para los departamentos del museo. Mientras que el acto de usar un teléfono móvil para leer “mágicamente” un código puede resultar muy atractivo para unos (sobre todo para los visitantes más jóvenes de la exposición Tales of a Changing Nation, según Taubman), es lo que el código está enlazando la cuestión real. Incluso sin referir a una base de datos de “cosas” de creación conjunta, todavía existe gran variedad de usos atractivos de los códigos QR para los museos. Pueden proporcionar enlaces rápidos e inmediatos al material que ayuda a la interpretación, educación o campaña de marketing, por ejemplo.

Pero como anota Tinworth, conseguir el contenido correcto de estos enlaces es vital, ya sea de sitios de terceros o de material generado por el propio museo. “El código QR es sólo un vehículo”, dice ella. “Creo que para que las tecnologías QR o similares tengan éxito en los museos, tenemos que asegurarnos de que proporcionen algo de valor y no sean sólo una mera atracción. Ya sea la historia que hay detrás de un objeto o un vídeo de un artista instalando una escultura, no importa; se trata del valor añadido a través del contenido. Los códigos QR son fáciles de hacer y baratos, lo que ofrece un gran atractivo para el sector de la cultura, ¿pero estamos mejorando la experiencia de las visitas del modo que espera

Participación Social


Los sitios de medios sociales como Facebook y Twitter son esencialmente redes de trabajo de persona a persona y pese a que los negocios e instituciones pueden intentar influir en estos con motivos de marketing, la mayoría están perdiendo su potencial total por tratar estos nuevos medios sociales como lo hacían en los antiguos.

En el mundo real, la gente comparte sus opiniones sobre el mundo que les rodea, y este tipo de conversación es la influencia más poderosa en los productos que compramos, y la forma en que escogemos pasar nuestro tiempo libre.

La investigación muestra que una recomendación de un amigo es mucho más poderosa que los mensajes de publicidad de radio y televisión, y que en las páginas de los medios sociales como Facebook y Twitter sucede lo mismo.

La recomendación personal no es, por supuesto, nueva. Hace 10 años podría haber hablado a mucha gente sobre una nueva exposición o representación que había disfrutado, pero los medios sociales amplifican este marketing del “Boca a Boca”, por lo que en lugar de encontrarme yendo a contarle a cada persona, una a una, la experiencia que tuve, con sólo un clic puedo correr la voz a cientos e incluso miles de personas.

Haz que la gente pinche el “Me Gusta”.

Facebook y otras webs de medios sociales facilitan a la gente compartir cosas que le interesan con sus amigos mediante los botones de “participación social” (“compartir”, “recomendar”, “me gusta”…).

Estos botones de compartir pueden añadirse a cualquier página de tu web mediante una simple línea de código y, cuando alguien pincha en ellos, aparece un enlace al contenido relevante en la red social, compartiendo esta información con sus amigos.

El usuario medio de Facebook tiene 130 amigos, pero las investigaciones muestran que la gente que pincha en el botón “Me Gusta” de Facebook tiene el doble de amigos en la red social.

Últimamente pienso que esta tecnología dará un paso más allá de internet. Por ejemplo, un museo podría tener un botón de “Me Gusta” junto a una pintura y cuando un visitante pase su Smartphone junto a este botón, instantáneamente se publicará un enlace en tu muro de Facebook.

Pide Revisiones a la Gente

Una forma en que TATE consigue que la gente hable de sus exposiciones es mediante una sección de revisiones (reviews) en su página de Facebook. Esta es una publicidad increíblemente poderosa para sus exposiciones con la ayuda de personas que comparten sus experiencias de TATE.

TATE utiliza una aplicación gratis de Facebook llamada “Reviews” (revisiones) para dar vida a esta funcionalidad en su página de Facebook; y cualquier museo o galería podría añadir esto a su propia página en cuestión de minutos.

Si escoges añadir revisiones a tu página de Facebook, necesitas también considerar cómo vas a informar a la gente acerca de esto. Podrías usar una señalización en tu sitio para informar a las visitas de que te gustaría que dejasen una revisión o, si la gente va a comprar entradas, toma sus direcciones de email y envíales una invitación para dejar una revisión al día siguiente.

Acoge a un huésped.

Otra forma interesante de conseguir que un miembro del público comparta sus experiencias de una institución cultural es invitar a alguien a vivir en ella. Esto es lo que hizo el Museum of Science and Industry de Chicago, cuando realizó un concurso para encontrar a alguien que viviese en su museo durante un mes.

El museo recibió más de 1500 solicitudes para vivir en el museo y finalmente seleccionaron como ganadora a una mujer llamada Kate.

Ella hizo experimentos, habló con las visitas y compartió su experiencia con los miembros del público mediante un blog, vídeos y Twitter. Contar con un individuo de estas características ajeno a la institución da a este contenido social más credibilidad que si el museo lo hubiese escrito por sí mismo.

Mientras que en este caso es un museo el que acoge a un huésped, podría imaginar que esto también funcionaría con otras instituciones culturales. Imagina que un entusiasta del teatro pueda compartir la visión entre bambalinas del desarrollo de una nueva obra que va cogiendo forma.

Trata a los blogueros como estrellas del rock

No tienes que llegar al extremo de hacer que alguien viva en tu institución cultural para conseguir que escriban sobre ti. Simplemente busca a blogueros.

El alcance de los blogueros se está convirtiendo cada vez más en un lugar común para conseguir información. Se necesita poca investigación para construir una “lista de prensa” de blogueros que importan, ya sea por tu zona geográfica o por el tema que tratan, porque los resultados pueden ser impresionantes.

Para una exposición que desarrollé hace 2 años, me hice amigo de 4 ó 5 blogs relevantes. En conjunto, tenían una cantidad de lectores superior a los 100.000 por día y se trataba de una audiencia orientada de personas interesadas en el tema de mi exposición.

Una vez que tienes una lista de blogueros que puedan ser útiles para tu organización, invítales a vistas previas de prensa y anímales a escribir sobre tus exposiciones, eventos o representaciones dándoles acceso a las fotografías para ilustrar sus artículos del blog.

Conclusión

Tu actividad en los medios sociales no debería solamente centrarse en lo que quieres decir tú; deberías buscar constantemente oportunidades para conseguir que otros hablen sobre ti.

¿Cómo puedes usar los medios sociales para conseguir que la gente hable sobre tu exposición, representación o evento?

Museos y Diálogo


A medida que la explosión de los medios sociales avanza, las conversaciones se centran cada vez más –y la realidad- en la interacción, la colaboración y el diálogo. Ahora estamos todos tan fácilmente conectados que la conversación puede fluir en uno y otro sentido como nunca sucedió antes. Al menos, esta es la promesa.

Para los museos, esto supone un punto de vista muy atractivo: la oferta de canales preparados a través de los que hablar con el público, cercano y lejano, por un coste relativamente bajo. ¿Pero han logrado los medios sociales un diálogo auténtico y sin limitaciones entre las instituciones del legado cultural y la sociedad? ¿Y cuáles son las implicaciones de intentar promover tal comunicación bidireccional?

Muchos museos no son ajenos al diálogo y el debate con sus visitantes. Algunas de las más grandes instituciones ya han desarrollado espacios físicos para acoger y promover eventos de diálogo. El Nature Live Studio (Estudio en Vivo de la Naturaleza) del Natural History Museum (Museo de Historia Natural) y el Dana Centre (Centro Dana) del Science Museum (Museo de Ciencia) son dos grandes ejemplos de foros de diálogo y conversación sobre la ciencia. En realidad, el Dana Centre se estableció concretamente, hace ocho años, como una instalación para lograr la participación de los adultos en el diálogo científico, lejos del museo principal más asequible para los niños. El grupo de discusión había revelado que este tipo de debate bidireccional resultaría atractivo para los adultos y ayudaría a atraerlos al Science Museum.

Los medios sociales online parecerían ofrecer una ruta incluso más simple para animar a la conversación con cualquiera que esté interesado en el trabajo de un museo. En particular, los medios sociales permiten una conversación continua y sostenida, así como también eventos temáticos únicos. A pesar de esta promesa, las redes sociales como Facebook y Twitter se utilizan aún mayormente como canales para relaciones públicas y de marketing, ofreciendo ocasionalmente interacciones de pregunta-respuesta entre el público y el museo.

¿Pero supone necesariamente este tipo de intercambio de preguntas y respuestas una conversación y diálogo? “Para que la comunicación cuente como diálogo, se necesita sobre todo que se haga un tercer presupuesto para demostrar que ambas partes participan activamente”, dice Kevin Bacon, conservador de fotografías en el Royal Pavilion y Museos Brighton y Hove. “Es estupendo, por supuesto, que los medios sociales se estén usando para sesiones de preguntas y respuestas y marketing, pero estas cosas son actividades esencialmente tradicionales que usan los medios sociales para los mismo fines que antes. Pienso que necesitamos ver los medios sociales a un nivel mucho más elemental y considerar cómo puede cambiar esto la relación de los museos con la sociedad”

En su mejor momento, los museos son depósitos increíblemente ricos en conocimiento y lugares de investigación sobre el mundo y nuestras vidas encuadradas en el mismo. Ya que estos temas son tan amplios, podría decirse que los museos tienen más que recibir del público que lo que tienen para ofrecer. La interpretación es a menudo personal y puede resultar muy enriquecedor para los conservadores escuchar lo que sabe la gente y su experiencia sobre un objeto o colección. En una reciente feria de ciencias en el Museo Pitt Rivers de Oxford, por ejemplo, utilicé un tambor parlante de África Occidental para demostrar las propiedades del tono en el sonido, pero un visitante africano del evento sabía realmente mucho más sobre cómo se usaban los tambores por los indígenas que yo.

Cuando se trata de diálogo, los museos necesitan preguntar qué podrían querer de las conversaciones con el público y qué pueden ofrecen los medios sociales. “El mejor diálogo está dirigido a reconstruir los contextos originales de las colecciones, dando la posibilidad a la gente de dar nuevos significados y trabajos culturales y aplicando este conocimiento al futuro”, dice Bridget McKenzie, directora de Flow Associates. “Las metas últimas de los mejores tipos de práctica incluyen una transformación cultural o social más amplia, la creación de una sociedad que aprende, por ejemplo. Esto es mucho más importante que los fines corporativos, aunque los resultados fuesen un perfil mejorado así como una mayor participación y ayuda para la organización”.

Según McKenzie, las interacciones online varían ampliamente. Hay prueba “superficial y fragmentada” de los medios sociales, así como programas corporativos mucho mejor enfocados que hacen participar a la gente para vender entradas, aumentar los miembros y, generalmente, aumentar las cifras de visitas. A medida que nos movemos hacia el diálogo educacional, los intercambios pueden llegar a ser más ricos. Los métodos tradicionales “informativos” ofrecen información sobre colecciones, ideas e historias, pero al final de todo el espectro puede haber también un aprendizaje dialéctico transformativo, “donde la meta es solucionar problemas o crear un horizonte compartido de entendimiento mediante actividades que van desde la conversación hasta la investigación colaborativa o el experimento creativo”, dice McKenzie.

La profundidad de este tipo de objetivos no tiene nada que ver con unas pocas preguntas y respuestas en forma de post en una página de Facebook. Está ligado a la definición del papel, el propósito e incluso a la estructura operativa de un museo. Los mensajes PR y corporativos no descansan en el diálogo; el aprendizaje transformativo efectivo sí lo hace con toda seguridad. Alimentar este nivel de comunicación requiere un esfuerzo conjunto para promover una cultura de la conversación entre todos los profesionales de los museos, no sólo aquellos que llevan la cuenta del Twitter. Pero según Nina Simón, una consultora líder de EEUU sobre museos y web 2.0, la mayoría de los museos “no cuentan con los recursos o políticas necesarios para mantener un diálogo real con el público, incluso estando presentes en el mundo de los medios sociales.”

Pero los números están ahí: Los “Me Gusta” de las páginas de Facebook para algunos de los más grandes Museos están bien dentro del rango de las decenas o incluso centenas de miles. La verdadera pregunta es qué hacer con estos. Para Bacon, utilizar los medios sociales para el diálogo y la conversación podría ser un paso para implementar los museos de una forma más directa en la vida diaria.

“Los museos han cambiado sustancialmente en los últimos diez años o así, pero sospecho que la mayoría de la gente todavía los percibe como poco más que un sitio donde hay cosas para ver”, dice. “Los medios sociales son medios muy buenos para transmitir qué hacen realmente los museos y al mostrar qué sucede “entre bambalinas” hay una mayor probabilidad de enlazar los museos con la imaginación popular. Esto puede entonces ofrecer una plataforma para desarrollar nuevas audiencias, filantropía y, quizás más importante en el presente, apoyo político. Nada de esto requiere necesariamente el diálogo, pero cualquier conversación que podamos mantener aumentará y reforzará estas nuevas relaciones enormemente”.

No es necesario decir que cultivar cualquier tipo de diálogo permanente requiere dedicación y una inversión de tiempo, recursos y energía. Si los museos realmente quieren prepararse a sí mismos para conversaciones más profundas – algo más allá de la lista de eventos, actualizaciones de estado y preguntas y respuestas de 140 caracteres – hay sin duda mucho trabajo por delante.

AR (Augmented Reality)


 

En octubre del año pasado, un par de artistas de los nuevos medios, en cierto modo traviesos, representaron una intervención totalmente del siglo XXI en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Se trataba de colocar numerosas obras de arte extra en las galerías e introducir un nuevo piso completo – el séptimo – en lo más alto del MoMA. Y todo esto sin el permiso de la institución o su conocimiento (al menos al principio).

Si no lo has adivinado ya, este ardid, aparentemente imposible, fue logrado mediante el uso de la Realidad Aumentada (RA), la superposición de elementos digitales en la visión en vivo de un espacio real, tal como se ve a través de un Smartphone o un dispositivo similar. Los dos artistas fueron Sander Veenhof y Mark Swarek y la muestra de guerrilla We AR del MoMA fue concebida como parte del más amplio festival Conflux de arte y tecnología participativa que estaba teniendo lugar en Nueva York en ese momento.

Utilizando el explorador de realidad aumentada Layar instalado en un Smartphone, los visitantes pudieron mirar las galerías a través de la cámara de su móvil, mientras que el sistema de localización GPS y la conexión a internet permitieron que el arte virtual fuese proyectado encima de la imagen de la cámara del espacio del museo.

Veenhof y Skwarek utilizaron el evento para hacer surgir las preguntas sobre el impacto de la RA en el público y los espacios privados, a la vez que mostraban algunas de las fronteras del arte de los nuevos medios. Según Veenhof, el MoMA no ha hecho ninguna declaración sobre el evento, a pesar del gran número de visitantes que a la vista de todos miraba las galerías a través de sus móviles.

Aunque el We AR del MoMA fue impuesto a un museo, la realidad aumentada es algo que los museos y galerías están empezando a experimentar por sí mismos. Ya sea que los conservadores del MoMA califican la obra de Veenhof y Skwarek como una intervención artística válida o no, eso ofrece ciertas pistas sobre cómo debería usar la RA una galería para ofrecer a sus visitantes un contenido adicional de intervención. Las guías de RA traen una nueva dimensión sobre las guías tradicionales de audio, a la vez que se mantienen personalizadas para cada visitante. Podrían incluir información adicional del trabajo del artista como, por ejemplo, una descripción de sus procesos de trabajo. En realidad, el artista Jan Rothuizen ya ha colaborado en el programa de ARtours, en el Stedelijk Museum de Amsterdam, en una muestra de RA de su trabajo.

Otras instituciones culturales también están empezando a utilizar la RA para implementar el contenido digital con el mundo real. Un grupo de experimentos en esta área se han concentrado en espacios urbanos, superponiendo imaginería histórica o de arquitectura propuesta en la visión en vivo de una ciudad. La aplicación para iPhone del Museo de Londres, Streetmuseum, es un ejemplo de esto, mediante la que la colección del museo del archivo fotográfico de Londres se presenta en los móviles de los usuarios según su ubicación y orientación actual.

El Powerhouse Museum de Sydney (Australia) ofrece una aplicación móvil de RA similar, que dibuja imágenes a partir de la colección en Flickr del museo y las presenta a través de la plataforma Layar. Edificios virtuales también se representan en la aplicación móvil UAR (realidad aumentada urbana) del Netherlands Architecture Institute, diseñada por IN10, consultoría de interacción holandesa. Esta superpone fotos de los que se usó para el presente así como las imágenes de lo que está por venir en las ciudades de Amsterdam y Rotterdam. Hay incluso una “superposición” Layar del Muro de Berlín y sus imponentes torres de guardia, reinstalándose así la barrera que una vez dividió las ahora reunificadas partes de la ciudad.

La RA es realmente divertida, cierto material de ciencia ficción. Como muchas nuevas tecnologías es atractiva y cautivadora. Pero, ¿tiene un valor real para el sector de los museos o es una cuestión de móviles? Tristan Gooley, autor del Natural Navigator, dijo en un programa de Radio 4 de la BBC que, a pesar de nuestras mejores intenciones, la tecnología, muy a menudo, “se interpone entre nosotros y la experiencia”. Sus comentarios dieron pie a una discusión sobre la futura aplicación móvil del los Royal Botanic Gardens en Kew, ya que Gooley se estaba refiriendo a la experiencia de ver el mundo natural sin mediación de una pantalla. Sin embargo, objeciones similares podrían erigirse en relación a los objetos en una exhibición de un museo.

¿Añade algo la RA a la experiencia de un museo o se vuelve en sí misma una experiencia? ¿Qué ganamos al mirar un mundo real/digital a través de un teléfono móvil y qué perdemos? En el caso del archivo fotográfico existe cierta emoción al ver la historia mientras estamos de pie en el mismo punto desde el que se capturó la imagen original.

Y quizás, la RA pueda liberar también a los objetos. Margriet Schavemaker, la directora de colecciones del Museo Stedelijk apuntó en 2010 en la Tate Handheld Conference que los objetos de la colección de un museo se quitan constantemente de sus contextos originales y se colocan en cambio en un “cubículo blanco”. Pero la RA tiene el poder de devolverles la vida. En teoría, la colección del “museo aumentado” podría carecer de ataduras geográficas y espaciales, con objetos que aparecen en ubicaciones relevantes en el mundo real, mediante el uso de una superposición de RA.

En este sentido, quizás la RA sea la mejor tecnología para un museo de hoy en día. Los objetos vinieron del mundo y sólo después fueron indexados, archivados, administrados y exhibidos por los museos. Quizás la RA permita a los objetos regresar a su naturaleza, pero esta vez con un valioso aumento de sí mismos - el acoplamiento del conocimiento experto y la interpretación por los profesionales que los estudian y cuidan de ellos.

Mientras tanto, no pierdas de vista a los artistas de los nuevos medios para saber qué está por venir. En la Venice Biennial International Art Exhibition de 2011 hay planes para todo un pabellón sin invitación, gracias a Veenhof y Skwarek.